Los medios construyen mundos posibles con palabras e imágenes. Esos mundos responden a intereses de quienes detentan la capacidad de hacer circular sus discursos por la sociedad. El poder de describir la realidad, de aislar lingüísticamente la verdad más conveniente, y de persuadir y hacer creer esa verdad, es una capacidad que los medios de comunicación masiva poseen. Entonces, utilizar las estructuras mediáticas tradicionales para instalar en las capas sociales la supuesta idea de una maniobra desestabilizadora cada vez que un gobierno comienza a manifestar su fragilidad, parece ser la única respuesta que tienen las gestiones presidenciales ante una ecuación que da como resultado un número negativo.
Las teorías conspirativas de intentos destituyentes o desestabilizantes, florecen en tiempos de fragilidad política, deben estimar que cualquier suspiro sindical, social u opositor partidario puede alterar el tablero, y ante posibles precipitaciones que modifiquen la geografía, lo mejor es estar prevenido y tener el dedo acusador listo para señalar al culpable.
Las continuas marchas y actos multitudinarios en la plaza de mayo, han comenzado ha asustar al gobierno nacional. El acto cegetista del 7 de marzo, marcó el punto de inicio del malestar social que se profundiza día a día en el sector del trabajo, y terminó desbordando a la dirigencia gremial más poderosa del país que huyó de la emblemática plaza.
Los datos duros que toman carácter mediático y que golpean con fuerza a la gestión macrista, son variables difíciles de rebatir en lo discursivo, más de 120 mil despidos en el sector privado, suspensiones laborales y despidos a cuenta gota, en todo el territorio nacional, cierre de pequeñas y medianas empresas –pymes-, incremento descontrolado de los servicios públicos, violenta caída del poder adquisitivo y recesión.
Pero fueron las primeras medidas políticas y económicas, las que sirvieron para categorizar al gobierno nacional en el espectro mediático, como “gobierno para ricos”, es que se benefició a las grandes corporaciones económicas de argentina, quintándole las retenciones y levantado impuestos a las exportaciones.
Todas estas variables están fuera del discurso oficialista, ya que sus argumentos tienen bases en sus datos, el mismo error cometió el kirchnerismo. Tal vez el economista José Luis Espert acertó cuando afirmó que son “kirchnerista de buenos modales”.
La crisis petrolera en la Patagonia y sus posibles repercusiones en todo el país es un escenario que avizora destellos de conflictos sociales y laborales. Chubut, es la provincia que conduce la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos, y se encuentra en un constante estado de efervescencia y quebrantamiento de la paz social. A todo esto se suman los datos del INDEC que sostienen que en el segundo semestre del 2016 la pobreza alcanzo al 30,3% de los Argentinos.
Seguir cargando la responsabilidad de lo que ocurre actualmente, sobre los hombros del Frente para la Victoria es una maniobra refritada omnímodamente por la gestión Pro, Pero esta medida está llegando a su fin, es que ya no logra el efecto deseado sobre la audiencia.
La resignificación mediática del discurso apelando a la herencia que dejo el FpV, parece ser la única maniobra defensiva que tienen los macristas ante tanto malestar social. La gran corporación del clarinete, ponen en paralelo constantemente la situación actual del gobierno de Cambiemos, con la de Cristina Fernández de Kirchner. En tanto, otros medios televisivos ventilan los actos de corrupción de la alianza Pro-UCR que son tapados o minimizados por la denominada “corpo mediática”.
La gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal, trató de marcar una supuesta distancia en los modos de hacer política con la ex gestión kirchnerista, afirmando que ellos “no son iguales”, pero sus argumentos fueron tan débiles en lo discursivo, que terminó contribuyendo alimentar que son más de lo mismo o peor aún.
Por el momento recordar los tiempos del kirchnerismo para construir el conflicto docente en la atmósfera mediática, es la nueva constante o configuración para seguir cargando las tintas sobre la idea base, el otro gobierno “sí era corrupto”
Un Orden Conservador
Las organizaciones sociales y políticas identificados por su oposición al actual gobierno -que se podría ubicar en la categoría de conservador- se encuentran en un terreno fértil para construir un bloque sólido, homogéneo y fuerte capaz de asegurar un triunfo contundente en las legislativas de octubre. El llamado de Mauricio Macri a defender el modelo, deja al descubierto su debilidad en el plano político y electoral, y solidifica la ausencia de un estado de derecho.
Las organizaciones piqueteras y de desocupados que han cobrado un nivel de relevancia en la coyuntura político del 2001, son los segmentes que la alianza Pro-UCR se encuentra atacando. Según la Licenciada en Ciencias Políticas Lorena Moscovich, "todos los gobiernos coordinan con organizaciones sociales, porque no tienen estructura burocrática para llegar a todo su territorio, y las organizaciones cumplen una función: son vínculos de demandas ciudadanas que llegan por otros medios".
La consolidación de una organización social en el territorio argentino, está asociada a la ausencia del estado como institución que administra y garantiza derechos, por lo tanto la detención de la dirigente de la Túpac Amaru Milagro Salas en Jujuy, es una clara manifestación de un orden conservador que se alarma ante el avance de una figura de pueblos originarios representativa y respaldada por su capacidad de movilización y convocatoria.
La líder social, cobra relevancia proponiendo una forma de gobierno paralelo al existente, escuelas y viviendas que pertenecían a la Túpac Amaru, al parecer, estos avances ponían en jaque al gobierno provincial de Jujuy, ya que conspira contra la lógica de un sistema conservador.
Según la profesora en historia Mariela Flores Torres, “de 1810 que se llevó adelante la revolución de mayo hasta 1880, vivimos una etapa que fue de conformación del estado argentino, y en ese momento se construyó el orden conservador.” La docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco explicó, “100 años después, entre 1970 y 80 se inició un periodo que fue llamada de reorganización nacional”, promovido y ejecutado por un gobierno militar. En ambos periodos se llevaron adelante medidas de control ideológico, económico y político que costó la vida de miles de argentinos.
Luego del fin de la guerra de Malvinas, se inició un nuevo sistema de gobierno, el democrático, el triunfo en las urnas -1983- de la Unión Cívica Radical y la reconfiguración del orden conservador en un nuevo esquema, se vio beneficiado con la firma del Consenso de Washington. En este marco, llegó al poder el Justicialismo que plantó la bandera de Juan Domingo Perón como principal estandarte de su lucha por la justicia social, –el menemato- y terminó en la peor catástrofe política, económica y social del país que estalló en diciembre del 2001
El consenso pregonó diez fórmulas para lograr una supuesta estabilidad macroeconómica liberando la economía, reduciendo las funciones del Estado, y promoviendo la expansión de las fuerzas del mercado dentro de la economía doméstica.
La nueva relación entre estado y mercado, se fortaleció con los argumentos ideológicos del neoliberalismo, y así en los 90 se amplificó la idea de la baja calidad de los productos nacionales, y se preparó el terreno para lo que luego fue un periodo de entrega del aparato productivo nacional a través de maniobras corruptas y escandalosas.
Pese a los inconvenientes que han tenido los gobiernos nacionales y populares en Latinoamérica para moverse en un mapa global, según Aldo Ferrer, “solo los proyectos de inspiración nacional y popular dan respuestas reales al desarrollo en un mundo global, el proyecto Neoliberal esta fracasado en todas partes”.



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